La Navidad no empieza con las luces ni con los regalos, sino con las pequeñas decisiones que tomamos cada día para sembrar alegría a nuestro alrededor. No se trata de hacer grandes gestos, sino de llenar el camino hacia diciembre con detalles que tengan sentido.
Cada sonrisa que compartes, cada palabra amable, cada minuto que dedicas a escuchar o acompañar a alguien, es una chispa que ilumina esta época. Porque la magia navideña no se compra: se construye con gestos cotidianos que transforman lo ordinario en extraordinario.
Prepararte para la Navidad puede significar cosas simples: organizar ese armario y donar lo que ya no usas, llamar a un amigo que hace tiempo no ves, apoyar un emprendimiento local, o agradecer con un mensaje sincero a quienes han sido parte de tu año. Cada una de esas acciones crea un hilo invisible que teje comunidad y esperanza.
Cuando vivimos la Navidad desde el corazón, dejamos de enfocarnos en lo que falta y empezamos a disfrutar lo que tenemos: la compañía, la salud, los recuerdos, los nuevos comienzos. Y entonces entendemos que la verdadera preparación no está en adornar la casa, sino en adornar el alma.
Así que no esperes al 24 de diciembre para empezar a celebrar. Comienza hoy, con lo pequeño, con lo simple, con lo que está a tu alcance. Porque son esas pequeñas acciones las que, juntas, hacen grande tu Navidad.
Fuente: FEPEP
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jueves, noviembre 06, 2025
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